Le llamaban ‘el Lorca de la pintura’ y nació en Granada en el año 1922. Amalio García del Moral fue uno de esos artistas que supo plasmar como muy pocos la fuerza de los paisajes más cercanos. Captó la esencia de la luz reflejada en los muros de piedra, buceó en los miles de matices del color verde que tiene un campo andaluz y detuvo con su pincel la furia de construcciones centenarias colosales.
Entre su extensa y variada obra pictórica, que se reparte entre museos e instituciones tan relevantes como el Museo Reina Sofía o la Casa de Alba, nos queremos detener en una pieza que, junto a su singular belleza, destaca por la bonita historia que tiene detrás y que une irremediablemente a García del Moral con el Hotel Alhambra Palace. Se trata de Setenil de las bodegas, una de las tres pinturas con las que el artista mostró su fascinación por “uno de los pueblos más insólitos de la sobrecogedora Andalucía” y con los que quiso atrapar la magia de un lugar “levantado entre rocas y tajos” y que formaba una estampa casi hipnótica para cualquier artista.
Setenil de las bodegas se vendió en 1969 tras una exposición en el Hotel Alhambra Palace que fue cuidadosamente documentada. La compradora, la señora Theo Lang, vivía en Illionois y adquirió la obra por 131,00 dólares de la época más los gastos de envío que se convirtió unos años después en uno de los iconos más emblemáticos del pueblo gaditano.
La representación de Setenil que realiza García del Moral encierra la fuerte fascinación por el vanguardismo de un autor que disfrutaba reflejando escenas costumbristas típicamente andaluzas a través de sus obras. Enamorado perdidamente de la Giralda, el artista quiso que sus obras contasen por él los materiales que usaba para dar forma a sus sueños, y a los que no dudó en otorgar texturas propias y hasta aromas poderosos a azahar e incienso para ofrecer una experiencia única para todos los sentidos.
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